miércoles, 2 de septiembre de 2009

P E N U M B R A

Antes de comenzar a revisar explícitamente cada sensación interior, se instaló unos instantes en la penumbra de sus pensamientos, para luego soplar viejas cenizas que aún despedían restos de calor.
Cada intento de comunicación es un acto fallido, que muestra muchas mas falencias inquietantes al momento de pensar. La luz sigue brillando dentro de esos ojos, y el filo de una espada es similar a esos labios de mujer que con tanto poder, juegan cartas marcadas para lograr vencerlo una y otra vez. Y él, volando sin alas trata de desnudarse frente a la verdad.
Siempre es un intento, siempre es una certeza saber que razones ya no existen, y tan vacío ha quedado el lugar en el que floreció algo tan grande, amor. El cielo oscuro, lo mira detrás del vidrio de su ventana, en el abismo de emociones fundidas al caer.
La presencia de su ser, genera impulsos varios. Y las magnitudes indescifrables de su cabeza, apuestan a todo o nada sin miedo de perder, mientas, él va juntando lo que encuentra en los rincones cuando empieza a amanecer. Ella habita instantes diarios, a medida que él va dando pasos en su camino sin mirarse los pies. Sus días son extremos, y sus noches desbastadoras, encaminando un estilo vago, lejos de su esencia natural.
Encuentros se producen, parece que el destino se encaprichó una vez más, y se hizo presente. Él, sintió la presión sobre la sien, y sus labios respiraron ese perfume una vez más. Una silueta difusa dibujó un camino hacia un nuevo destino, y él ciego de tanto intentarlo se dejó llevar por aquel tren. Su mente se sintió absurda, y enfrentó ese latido vagabundo, para comprender una vez más que estaba parado la misma línea, que sólo sintió éxtasis por el vuelo de su imaginación.
Sensaciones encontradas e imágenes vagas dominaron esa tarde gris. La inestabilidad de sus versos están a la vista del planeta, las dudas son una constante herida que no ha de florecer. Sin embargo, aquí estoy yo.
Al final del camino recorrido en instantes, bajó la mirada hacía su refugio de guerra, tomó aire, y para ser testigo de un nuevo amanecer.
- Fernando Nicolás -

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